Codigo de barras PDF417 a la italiana

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B5 es un edificio singular, no por sus características, sino por todo lo que se espera de su envoltorio. De por sí, no llama la atención entre las construcciones que pueblan la reconversión de la vieja área industrial del suburbio nordeste de Milán. El nuevo bloque, diseñado por el estudio italiano Barreca & La Varra, es parte integral del plan maestro destinado a transformar esa zona: repite modulación, color y altura de otros edificios que son parte del complejo. Sin embargo, se distingue por la estudiada piel que lo envuelve. En ese punto, las oficinas de RCS Mediagroup se suman a una tendencia mundial, la de reservar el carácter expresivo del edificio a la elaboración y materialidad de sus superficies.

Con el B5, sus autores pretendieron explorar algunos aspectos que consideraban de particular importancia con respecto al entorno. “Nos interesó la continuidad material con el entorno. Una vez que el primer edificio del sitio fue diseñado con una fachada de vidrio, nos pareció natural continuar con el mismo material para lograr mayor homogeneidad”, señala Gianandrea Barreca. Esta decisión de aparente sumisión a los dictados del entorno, también es un acatamiento a los lineamientos de la arquitectura corporativa, muchas veces impersonal y facilista. Evitar ese clisé implicó darle una vuelta de tuerca al remanido tema de las pieles de vidrio.

La nueva obra de Barreca & La Varra aloja diversos programas, como oficinas para la editorial del grupo, estudios de fotografía y espacios para el sector multimedia. Nada que no pueda entrar en una clásica planta libre como la que tiene el edificio.

Diseñado como un “Clase A” (el equivalente europeo a lo que sería una certificación platino de las normas estadounidenses LEED), el B5 es un paralelepípedo alargado, de cinco plantas con cuatro fachadas de cristal que recuerda a un código de barras. En el medio del lado más largo, un portal de doble altura contiene una escalinata que iguala desniveles del terreno y le da una escala monumental a la entrada.

Los frentes fueron diseñados para mantener un compromiso con el entorno y permitir la flexibilidad de los espacios interiores. El frente se compone de piezas verticales en las que se alternan paños opacos de color blanco, gris y negro (con la excepción del basamento, donde el negro es dominante) con paños vidriados. Los planos de color se alternan evitando la continuidad vertical. Ese desfasaje enfatiza la horizontalidad del conjunto. Por su parte, la expresión de cada nivel está reforzada por un marco negro que los envuelve alternadamente. “La decisión de trabajar en los elementos de borde fue el resultado de querer generar un nuevo frente que mejore el espacio público y establezca una nueva identidad urbana”, dice Giovanni La Varra.

La envolvente ofrece un juego de contrastes en los que los paneles se muestran a veces transparentes, a veces opacos, dependiendo de cuestiones formales y funcionales. Los autores aseguran que así el edificio resulta fácilmente comprensible para el observador.

El ritmo y la cadencia de las fachadas definen el espacio, el diseño y la organización de las áreas interiores. Las ventanas aparecen en los espacios que dejan libres las placas opacas; y un sistema de parasoles, perpendicular a la fachada, le agrega un dato distintivo. “Todo el edificio, incluyendo la planta baja que da al portal de entrada, está cubierto por los paneles de vidrio serigrafiado y también están las pantallas verticales en forma de aletas en el exterior”, señala Barreca y agrega que la búsqueda de equilibrio entre estos elementos (como los marcos negro que envuelven el frente de cada planta) crean un sistema cambiante y diverso. “La fachada se convierte en una especie de kit de montaje, una estructura que indica las funciones y, tal vez lo que resulta más interesante, genera la percepción de que el edificio es una escultura en el paisaje”, afirma.

Lo cierto es que los cristales y los revestimientos del B5 exhiben un brillo importante y reflejan el entorno como si fuera un espejo, un paisaje urbano constituido por otros edificios del RCS Mediagroup con la misma impronta de prismas envueltos por las teclas de un piano.

El diálogo entre la arquitectura y el paisaje (en este caso particular, entre la fachada y la ciudad) es una idea que Barreca & La Varra mantiene como una constante de su trabajo, pero como una función que puede cumplir la envolvente de un edificio. “El intento es definir los usos de la fachada en un sentido más amplio de lo que suele ser necesario, buscamos la creación de una superficie mucho más sensible al entorno“, afirman estos arquitectos. Otra búsqueda de Barreca & La Varra en el edificio B5 fue generar un centro creativo que interactúe directamente con los espacios públicos de la zona. “Queríamos crear una aldea para el trabajo intelectual”, dicen en consonancia con el conjunto del grupo editorial. Los diseñadores italianos aseguran que la reestructuración del conjunto RCS Mediagroup en las afueras de Milán es esencial para la preservación de la historia de esa parte de la ciudad y afirman que resultará un catalizador para su desarrollo futuro. Desde el comienzo del siglo XX, en Milán se han desarrollado amplias zonas industriales que quebraron el continuo tipológico y morfológico de la ciudad. Estas áreas aumentaron las superficie de la periferia y crecieron como acontecimientos urbanos aislados, dispersos por el campo con poco o ningún contacto entre la ciudad y entre ellos mismos.
En la actualidad, esas áreas experimentan el abandono y la ruina, fruto de la reconversión industrial que empezó a desarrollarse a mediados de los 80. Para reconvertir la situación de abandono, el nuevo emprendimiento de la RCS Mediagroup fue pensado como un centro cultural y social que intenta una “construcción social”, según aseguran sus directivos, más que una concentración de edificios corporativos.
Es así que, según Barreca & La Varra, el edificio intenta ser un vehículo competente para interacción entre el grupo editorial y el barrio.
B5 Building:
Comitente: Iniziativa Immobiliare Due S.R.L. (Prelios S.p.A. – Morgan Stanley – RCS Mediagroup). Proyecto: Barreca & La Varra (Gianandrea Barreca, Giovanni La Varra). Colaboradores: Andrea Perego (coordinación de proyecto), Dino Polverino (supervisión y coordinación artística), Alessandro Grassi, Fabrizio Lampis, Simona Oberti, Marina Ranieri. Superficie: 9.540 m2. Construccion: 2008 – 2011.

Autor: Codigo Zen

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